A menudo surgen las preguntas: ¿puede cualquiera convertirse en dibujante de manga o mangaka? ¿Cuáles son las dificultades de esta profesión? Aunque quizá deberíamos empezar más bien por explicar qué es lo fácil de esta profesión. La facilidad reside en el hecho de que no se necesita nada especial para convertirse en mangaka. Por ejemplo, es más difícil convertirse en animador. Este proceso requiere una formación más prolongada y más materiales, que a veces no son tan fáciles de encontrar. Además, hay que trabajar en un estudio. Sin embargo, un mangaka es su propio jefe. Basta con un trozo de papel, un lápiz y unas cuantas plumas de tinta.
El manga se crea principalmente con plumas y tinta, lo que lo convierte en una apasionante vertiente de las artes gráficas, aunque los artistas ya están empezando a pasarse a los formatos digitales. Pero gran parte del manga que ha hecho historia y se presenta en nuestras galerías ha sido elaborado de forma artesanal, dibujado a mano con plumas y tinta.
Esto nos lleva inmediatamente a la siguiente pregunta: ¿existen escuelas especiales para mangakas? Efectivamente, hay escuelas donde puedes aprender a dibujar manga, pero la gran mayoría de los mangakas son autodidactas. Muchos de ellos se inician en la profesión a una edad temprana y debutan pronto. Por supuesto, no es exacto decir que el 90 % de los mangakas son chicos y chicas menores de 25 años, pero sigue siendo una profesión relativamente joven. Es más difícil mantener ese ritmo de trabajo en la edad adulta.
¿Cómo se entra en una revista de manga? Las grandes revistas organizan regularmente concursos para principiantes y cualquiera puede presentar sus manuscritos, sea cual sea su edad. Las obras ganadoras pueden ser publicadas. Estas publicaciones se denominan one-shots, es decir, la publicación de una historia completa. Después, puede surgir una colaboración más allá con la editorial: los ganadores pueden presentar varios capítulos de su manga para una publicación en serie. Hay revistas de diferentes orientaciones y si tu obra no es aceptada por una, no significa que no pueda ser bien recibida en otra. Eso sí, no está bien visto que una revista robe autores a otra; aquí ya entra en juego la ética empresarial.
Así que estamos ante una industria en la que todo está sistematizado y funciona de manera muy ágil. No hay necesidad de buscar formas para promocionarse: los mecanismos son claros y transparentes, todo el mundo tiene vía libre. Lo único que necesitas es una buena historia que contar.